Según San Marcos y San Lucas, Jesús ascendió a los cielos el día después de su resurrección. San Lucas cuenta que, después de encontrarse con sus discípulos en el Cenáculo, Jesús se fue con ellos a Betania, los bendijo, se despidió de ellos y se elevó a los Cielos. San Marcos cuenta que antes de ascender, dijo a sus discípulos: «Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación. El que crea y sea bautizado, se salvará». Según los Hechos de los apóstoles I, Jesús ascendió a los cielos cuarenta días después. Antes de su ascensión pidió a sus discípulos que permaneciesen en Jerusalén y que esperasen el cumplimiento de su promesa de que recibirían al Espíritu Santo. Cuando estaban mirando hacia arriba, una nube lo ocultó de sus ojos y se les aparecieron dos hombres vestidos de blanco que les dijeron: «Galileos, qué hacéis ahí mirando al cielo?» y le prometieron que Jesús «vendrá así tal como le habéis visto subir al cielo». Los discípulos se volvieron a la ciudad «desde el monte llamado de los Olivos», y cuando llegaron subieron a la estancia superior, donde perseveraron en la oración, con un mismo espíritu en compañía de algunas mujeres, de María, la madre de Jesús, y de sus hermanos.